Marcos 14:67-68-72
Y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándolo, le dijo:
- Tú también estabas con Jesús el nazareno.
Pero el negó, diciendo:
- No lo conozco, ni se lo que dices, y salió a la entrada y canto el gallo
Y el gallo cantó la segunda vez.
Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: "Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces". Y pensando en esto, lloraba.
Dios nos creó perfectos, pero caímos en la imperfección por el pecado, pero nuestro Padre celestial en su gran Amor y misericordia nos ha brindado mediante Jesucristo, la oportunidad de restaurar nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espíritu.
Dice la palabra de Dios que Jesús escogió de tantos a Pedro para que fuese su discípulo, a él no le importó la condición social en la que se encontraba, porque el conoce nuestros pensamientos y nuestro corazón, él ya nos ha escogido antes de nacer.
Pedro era un humilde pescador, en él vio, cualidades que otros no tenían pero también como hombre tenia sus debilidades, sus flaquezas, pero Jesús sabía que lo perfeccionaría, porque cuando nos sometemos a él de todo corazón nos dará la victoria.
Pedro estaba siempre junto a Jesús en todo tiempo, aún le prometió que así tenía que morir estaría siempre a su lado, en la noche cuando fue entregado por Judas, y viendo que prendieron a su maestro él sacó su espada e hirió la oreja de uno de ellos, con esta actitud estaba demostrando temor, miedo, inseguridad.
Mateo 16:13-16
Al llegar Jesús a la región de Cesaria de Filipo preguntó a sus discípulos diciendo:
¿Quién dice en los hombres que es el hijo del hombre?
Ellos dijeron: unos Juan el bautista, Elías, y otros, Jeremías o alguno de los profetas.
El les preguntó: y vosotros ¿quien decís que soy yo?
Respondiendo Simón Pedro dijo: Tú eres el Cristo el hijo del Dios viviente.
Pedro sabía que estaba junto al hijo de Dios, no era necesario que estuviera con una espada, pues hay un dicho que dice, que no hay temor más grande que el ser descubierto, en este momento dejó ver sus flaquezas, todos tenemos algo escondido en nuestro corazón que no queremos revelar a nadie, pero hay un momento en que todo sale al descubierto.
Negar es sinónimo de mentir, Pedro tenía miedo, cuantos de nosotros cuando llega la hora de la prueba salimos huyendo como lo hicieron los discípulos, pero no seamos duros en juzgar las actitudes de los demás, si repasamos la historia de nuestra vida comprobaremos las veces que también hemos estado en esas situaciones.
Nadie sin excepción es inmune de caer espiritualmente, es por eso que debemos de vigilar y orar para no caer en tentación.
Amigo quita todo miedo delante de ti porque el miedo siempre opera en la carne, muchas veces tenemos miedo de quedarnos sin ese círculo social en los que en el pasado estábamos sumergidos y aun siendo cristianos seguimos a Jesús de lejos como lo hacía Pedro por sus temores, buscamos pretextos para no congregarnos, para no evangelizar, para no visitar a los enfermos, a los presos, el tiempo es una barrera que nos ponemos, para no leer la palabra de Dios u orar; es de ahí que empieza tu debilidad espiritual y después te encuentras como una oveja pérdida fuera del rebaño.
Aprende a afrontar la verdad, Jesús tiene el control de tu vida, no te atrevas a negarlo, muchas veces confiamos en la carne, negando su sacrificio en la cruz, el canto del gallo es una invitación al arrepentimiento, escucha al Espíritu Santo que te dice detente al pecado, nuestros ojos no ven el semáforo espiritual que está en luz roja, aún esta el peligro e insistimos, Jesús está delante de nosotros y lo apartamos, quitamos sus palabras de nuestros oídos, Pedro había mentido, decía que no lo conocía, no seamos frágiles en nuestros compromisos, reconoce la voz de tu Pastor, piensa que somos pueblo santo con propósito, a quien Dios dio aliento de vida.
Así como Pedro le negó tres veces, después de esto, Jesús le preguntó por tres veces, ¿me amas?. y ante la respuesta afirmativa del Apóstol Jesús contesta: "Pastorea mis ovejas". Todo buen Pastor tiene que proveer pastos buenos para su rebaño.
El arrepentimiento es sentir un profundo dolor por haber ofendido, primero a Dios y después a los demás. No tengas miedo arrepentirte. Amén.
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